lunes, 5 de enero de 2009

Tres Colores: Azul

Cuando tengo un bajón me gusta ver películas como "Trois Couleurs: Bleu" del año 1993.
¿Cómo puede ser que no prefiera pelis alegres y divertidas para contrarrestar? En otras ocasiones hago esto segundo.

Pero a veces necesito sumergirme en la piscina de los recuerdos dolorosos, nadar unas horas en ese silencio interior que va siempre conmigo aunque no lo escuche, zambullirme en lo que soy incapaz de olvidar pese a haberlo intentado miles de veces, regresar al útero materno envuelta en el líquido de mi propia impotencia y cual feto resguardarme un rato en él.
Como Julie; Juiette Binoche en la película, a veces es necesario hacerse uno con el agarrotamiento más profundo para poder dejar de huir de la vida.


Cuando salgo de la piscina esbozan una sonrisa mis labios por tantos recuerdos hermosos llenos de amor y alegría. Me quedo con esto, renazco, no le tengo miedo al agua, me limpio en ella, que contradicción: Dolor e impulso a un mismo tiempo.
Gracias a todos mis seres queridos por estar siempre ahí, por ese abrazo, ese gesto, esa propuesta, simplemente por existir y ser o haber sido luciérnaga en la noche.