lunes, 19 de diciembre de 2011

Avaricia - Codicia

Avaricia y codicia son dos términos diferentes. Lo que los distingue sobre todo es que el avaricioso es el que posee y no quiere perder sus posesiones y el codicioso el que simplemente desea poseer sin límites.
A mí me resultan muy curiosas los avariciosos que teniendo muchísimo dinero son capaces de los mayores sacrificios personales por no gastarlo y pienso que el día que mueran van a hacer felices a muchos herederos. Creo que la avaricia enturbia la mente o es enfermiza porque la incapacidad de disfrutar del aquí y ahora pudiendo hacerlo, es un sinsentido. No obstante, salvo que dependas económicamente de alguien así, es un problema personal que afecta sobre todo al que lo padece.
Al codicioso le veo bastante relacionado con el envidioso, porque todo lo que ve lo quiere para sí y eso es muy peligroso. La codicia es el origen de muchos de los grandes desastres de la humanidad porque nunca hay bastante, no se respeta lo ajeno ni se ven los límites, aquí aparece el “todo vale” y sin pensar en nada ni nadie la tendencia es arramblar con todo.
Creo que vivimos tiempos en que unos cuantos codiciosos nos están fastidiando bien al resto, de vez en cuando sale alguno en las noticias, pero mi pregunta como la de mucha gente es: ¿por qué no se pone más interés para que no ocurran estas cosas y de paso se les obliga a que devuelvan lo sustraído?Vivimos con una élite llena de malos ejemplos, por no utilizar palabras más fuertes y lo habitual es que no les pase nada, así que al final no me extraña que muchos se sientan tontos haciendo lo que deben y se tornen en lo que ven, porque luego encima a la hora de pedir responsabilidades al que más exigen es al que parece hacer mejor las cosas porque el otro vete tú a saber “ande andará”.
Uno de mis mayores deseos es que esto vaya mejorando poco a poco, que exista una mayor conciencia social resultado del propio cambio individual y que nadie perdamos la esperanza de que otro mundo mejor es posible.

2 comentarios:

Hola dijo...

El problema está en que antes, tanto la avaricia como la codicia, eran problemas que afectaban a los avariciosos y codiciosos y quizás a su entorno más cercano. Pero hoy, en pleno Siglo XX!, donde la globalidad de unos pocos es exageradamente fuerte y destructiva hacia los otros (como en la Edad Media pero “en peor”, para que se me entienda), la avaricia de uno no es ya acumular la riqueza, impedir su distribución y no disfrutarla, sino que también desea la riqueza del tercero por poco que tenga (teoría financiera: muchos pocos, hacen un mucho), y es justo en ese punto cuando un problema puntual se hace global. De ahí que el chiquito de la foto que muestras, codicioso de euros y otras monedas fuertes, con el fin de acaparar, no tuvo por mejor idea que actuar con una fundación en cuyo objeto social, figuraba precisamente, la distribución de la riqueza con el fin de evitar ciertos fallos de mercado. ¡Qué pena!, y lo peor es que de esta no se salva nadie. Quizás sea mejor unirte al enemigo, estudiar una maestría en dirección y desmantelación de empresas e igualmente codiciar los bienes y riquezas tanto de las personas jurídicas como de sus moradores. Lo malo es que cuando la codiciada riqueza está ya en manos de unos pocos, ¿qué otra cosa codiciaran?: ¿El amor? ¿La amistad? ¿La naturaleza?...

Homet-pab dijo...

Hay una frase por ahí que dice así "Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesa".
Y estos hombres y mujeres, en mi opinión, están llenos de...vacío.

La riqueza que yo al menos intento cultivar, es sobre todo interior, y esa, además de llenar cada fibra de mi Ser, nunca me la podrá robar nadie.

¡Un abrazo!