viernes, 18 de noviembre de 2011

Dignidad personal

Está claro que un ser humano es diferente a una cosa, es que hasta planteárselo parece absurdo. Al primero se le debería valorar y respetar por sí mismo y al segundo usar simplemente para mejorar nuestra calidad de vida; que para eso fue fabricado. Sin embargo en la actualidad parece que los verbos hayan cambiado de sustantivo y mientras a los objetos se les quiere cada día más, a las personas se las usa en la misma o mayor proporción si cabe.
¿Qué nos está pasando? Me pregunto.
Muchos ven una casa, un coche, un móvil, un euro…y es que se apasionan completamente, sin embargo observan a una persona y ya están pensando “¿me sirve o no me sirve?, ¿A este qué utilidad se le puede sacar?”.
Mi conclusión es clara: Muy pocos seres humanos saben ni quieren aprender a amar y respetar. Por otra parte motiva muy poco a este aprendizaje el que a los pocos que conozco que de alguna forma lo hacen curiosamente, en general, se les llega a ignorar y valorar tan mínimamente que es que se me ponen los pelos como escarpias solo de recordar algunas cosillas que he tenido la desgracia de presenciar, en cambio al que va arrasando por la vida se le admira, se le respeta y se le tiene normalmente en muy alta estima.
Por lo tanto otra conclusión que saco es, que si amoroso has tenido la “suerte” de nacer, mejor será que desarrolles un poquito también el discernimiento para camuflarte en el día a día y saber cuándo y con quién serlo, porque si no…lo llevas claro en esta jungla llamada mundo donde, aunque casi nadie suele decirlo directamente, la crueldad campa a sus anchas.

Y nunca olvidemos que siempre hay alguien más listo que cualquiera de nosotros y que pensando en manipular a otro, este último; que parecía medio lelo, llegado el momento puede quitarse la piel de cordero y ¡zas! quedas atrapado en tu propia trampa, habiéndote llevado a casa el gordo de la tómbola, sin que por supuesto valgan devoluciones ¡Eso tiene que sentar a cuerno quemado!

2 comentarios:

Homet-pab dijo...

Pues totalmente de acuerdo Zuce. Pero pienso que uno tiene que tener totalmente claro porqué hace las cosas y a partir de qué principios.

Yo puedo desarrollar ciertas habilidades en el arte de camuflar mi personalidad, mi verdadera personalidad, pero si lo hago porque es el miedo quien guía mis acciones, entonces me estaré conduciendo hacia un laberinto del cual tarde o temprano saldré peor parado de cuando entré, o incluso en casos extremos, sin saber quien realmente era cuando me dispuse a entrar.

Pienso que todo debe hacerse con un trasfondo de amor, pero no un amor ciego o inocente sino un amor inteligente que toma en consideración todas las circunstancias y se propone a reaccionar adecuadamente para dar la respuesta que toca en el marco de lo que está sucediendo y cómo se está desarrollando.

Es decir, en términos sencillos, para que puedas responder adecuadamente desde el amor transformándote en lo que el momento requiera. Pienso que esta es la quintaesencia del sabio verdadero.

Pero esta es solo mi opinión. Un abrazo amiga!

P.D: Me he hecho un blog, pero aun estoy intentando aprender a llevarlo. Pablo-Temoh.

Interruptor dijo...

Como siempre me has dejado impresionada y agradezco mil tus comentarios y lo de agregarte como seguidor, que no sabía quien era, pensaba en otra persona.
Tengo que meditar lo que has dicho porque es mucho en poquísimo espacio, lo que si pienso es seguir tu blog y ponerlo al lateral del mío con los que sigo.
Gracias, amigo.