sábado, 9 de julio de 2011

En un mundo mejor

He ido al cine a ver una película que tenía en mente hace tiempo: “En un mundo mejor”. La verdad es que no me ha defraudado.
Susanne Bier nos presenta a dos niños: El tranquilo y dócil Elías, seguramente muy influido por ese padre médico altruista (Antón) que está ayudando la mayor parte del tiempo en África, y Christian; a quien acaba de morírsele hace poco su madre y no logra aceptar la situación, guardando un hondo rencor enfocado sobre todo hacia un padre introvertido que no se comunica de modo adecuado con él.
La película trata el tema del acoso escolar. Elías es acosado un día sí y otro también por un chaval más mayor llamado Sofu. Con su carácter dócil Elías se está acostumbrando a recibir palos y no dice nada. Pero aquí llega nuevo al colegio Christian que no consigue mirar hacia otro lado presenciando uno de esos episodios intimidatorios de bullying y responde en defensa del acosado, sacando de paso toda esa rabia que siente desde que perdió a su madre.
Se plantea un dilema moral: ¿Es bueno responder a los ataques? Como plantea Christian y por cierto a quien por lo menos Sofu no atacó desde que le plantó cara, al ganarse su respeto, o ¿es mejor demostrar que es más valiente el que no responde? Como intenta enseñarles Antón (el padre de Elías). Según Antón hay gente que es imbécil y lo que hay que hacer es no entrar en su juego porque así es realmente como se gana.
En mi opinión todos aprenden una lección en este film: Que ni Christian ni Antón tienen razón del todo, aunque es mucho más adecuado el criterio de Antón, pero todo depende y tiene sus excepciones. Antón por ejemplo tiene que reconocer que Big Man (el enemigo del campamento en que presta sus servicios de médico) es mucho más que un imbécil; una persona que es un monstruo en toda regla, maldad en estado puro y que no vale con poner la otra mejilla porque va a seguir rajando a las mujeres embarazadas. Eso sí, como médico debe cumplir el código deontológico y sanarlo, pero como persona puede hacer lo que quiera.
Christian comprende que responder a los ataques puede acabar yéndosele de las manos y haciendo daño a personas totalmente inocentes.
Mucha gente opina que todos somos buenos y malos, yo también lo creo, aunque en distintos grados que incluyen ambos extremos. Lo que está claro es que hay cosas que están bien y otras mal y todo el mundo las sabemos distinguir. Hay ciertas actitudes y comportamientos que no se pueden dejar pasar por alto, incluso por el propio bien del que las practica, como por ejemplo el futuro de Christian, si hubiese seguido en su actitud, pintaba bastante oscuro.
Me encanta la frase de Martín Luther King: "Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos", creo que esta frase lo resume todo, porque es que a veces sólo basta con no seguirle la gracia al idiota o con tener criterio propio.

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