martes, 5 de julio de 2011

Rompiendo esquemas

Se llama Adela (no lee este blog, porque si no yo sería una auténtica pelota) y la han destinado a otro sitio. Hoy hemos hecho su despedida en el trabajo y ha sido todo muy emotivo y sentido.
Me quito el sombrero ante alguien como ella, que es una de las personas más humildes que he conocido en toda mi vida, pero humilde de verdad, no como quien finge serlo pero luego sus actos le delatan tarde o temprano.
Tiene un cargo de impresión, es traductora de varios idiomas además y un cerebro privilegiado, sin embargo te trata con enorme amabilidad y respeto, adelantándose en bastantes ocasiones a tus deseos, sí, eso que incluso entre la gente normal y corriente es casi un espejismo pues imagínate en alguien que supongo estará acostumbrada a poder conseguirlo todo en bandeja con tan solo una sonrisa y que muchos en su lugar sólo pensarían en aprovecharlo para mandar y exigir, jamás para pedir con comprensión y dulzura. Si puede lo hace incluso ella misma, teniéndonos a varios a su cargo.
A partir de haberla conocido, he podido comprobar que eso que dicen de que alguien es muy altivo porque se lo puede permitir por su categoría, es una auténtica estupidez. Me encantaría habérsela presentado a aquellos que no son nadie y se creen más que todos, que te miran por encima del hombro, que se creen que estás a su entera disposición porque es todo un honor “servirles” (en el ámbito laboral, lamentablemente esto se da mucho).
Recuerdo esa escena de la película Hallam Foe en que le dice su compañero de trabajo a Hallam (ambos ayudantes de cocina): "No te hagas amigo de los chef, si no te pedirán favores, pero no te los pongas en contra o estarás limpiando la freidora un miércoles de calma“. Sin duda un sabio consejo porque esta suele ser la tónica general en el trabajo, pero no siempre es así, adoro las excepciones.
Lo peor es que algunos pensarán que no es lista por no sacar de los demás pudiendo hacerlo tan fácilmente, sin embargo yo opino que es sabia porque no la conozco enemigo alguno (al menos en el trabajo) y genera a su alrededor muy buen ambiente. Creo que humildad, honestidad y sabiduría van de la mano.
Desde aquí mi afectuoso quizás hasta algún día. Gracias por todo, que te vaya mejor imposible, Adela.

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