Acción contra reacción

¿Qué haces ahí otra vez tirado en el sofá? Me vas a empezar con lo de siempre “yo soy así, no lo puedo evitar, hazlo tú…”, esa actitud no sé dónde leí que se llama reactiva. Espera, sí, sí, ya lo recuerdo lo pone aquí, en este artículo:
“Una persona reactiva es la que culpa a los demás de sus problemas, se siente a merced de las circunstancias, se justifica constantemente, es muy victimista, espera a que las cosas se arreglen solas o a que alguien se las solucione, en definitiva tiene una actitud pasiva”.
Así que venga levántate y pongámonos manos a la obra, que a mí tampoco me vendrá nada mal. Hay que dejar de estar en plan reactivo y ponernos proactivos perdidos ¡Hagamos un plan de ataque, ya mismo!
En primer lugar no hay que dejarse dominar por el estado anímico y esto se consigue metiendo más cabeza y poniéndole ganas, para que las emociones no nos paralicen o si lo hacen sea sólo unos instantes. No digo reprimir las emociones, ¡somos humanos!, sino tenerlas bajo control. Antes de actuar pensar las cosas no una sino las veces que haga falta. Y lo hecho hecho está, ya lo haremos mejor la próxima vez, no quedarse ahí atascado todo el día pensando en el pasado.

En segundo lugar quitarnos de la cabeza eso de que no podemos hacer esto o aquello, ¡claro que se puede!, pero primero hay que planificar, las cosas no se logran en un día, se requiere tiempo, como todo es puro aprendizaje de hábitos nuevos y repetirlos hasta que nos salga hacerlo instintivamente. Toca tener paciencia y no desesperarse.
Y lo más importante para lograr un cambio es querer y estar motivado ¿y qué mejor motivación que saber que si se consigue dejaremos de sufrir por la más mínima tontería y nos encontraremos mucho más risueños, con más paz interior e iniciativa?
Sugiero que comencemos con un poquito de ejercicio, un paseo en plan tranquilito, pero movámonos un poco, no creo que tanta pereza sea buena para nada, acción contra reacción, esa es la receta.

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